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La importancia de la participación familiar en la recuperación de personas adictas

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Este artículo ha sido elaborado por los profesionales de Centro Life Recovery, comprometidos con tu bienestar. Si necesitas ayuda, no dudes en contactarnos; estamos aquí para apoyarte.

El camino a la recuperación de una persona adicta es arduo, tortuoso y muy difícil de recorrer en solitario. Un programa terapéutico dirigido por expertos es esencial, pero la familia es un pilar fundamental durante y después del proceso. Los familiares de las personas adictas sabemos que la adicción no solo afecta a quien la vive de forma directa, sino que también impacta en quienes estamos a su alrededor. A menudo, sin darnos cuenta, podemos vernos envueltos en una vorágine de tensión, malestar, miedo o enfado que necesitan ser abordados y transformados para que todos podamos sanar. Por eso, nuestra implicación en el proceso terapéutico fortalece el proceso de recuperación de nuestro familiar adicto y facilita la reconstrucción de relaciones más saludables y equilibradas en el ámbito familiar.

¿Por qué la familia es tan importante en el proceso de recuperación?

El afecto y la comprensión por nuestra parte genera un entorno de seguridad y contención. El apoyo emocional permite a nuestro ser querido saber que estamos ahí, acompañándolo en el proceso de recuperación. Somos su fuente de motivación y fuerza para continuar con el tratamiento y no rendirse. Nuestro cariño y apoyo es, en muchas ocasiones, lo que marca la diferencia en el proceso de recuperación porque contribuye a aumentar la motivación para mantenerse en el tratamiento. 

Los familiares ¿necesitamos intervención terapéutica?

Sí. Sin lugar a dudas y sin paliativos. Por desgracia, en muchas ocasiones, hemos de decir que la terapia para familiares es la gran olvidada de los procesos terapéuticos. El impacto emocional y psicológico que recibimos como familiares de una persona con adicción suele ser profundo. A menudo aparece el estrés, o se manifiesta en forma de ansiedad y/o depresión. Y luego está la culpa, que puede hacer acto de presencia por no haber podido “salvar” a nuestro ser querido de la adicción. La terapia para las familias no es un lujo, es una necesidad. 

Pero, además, como ya hemos explicado en este blog, la adicción es una enfermedad muy complicada, que abarca todos los aspectos de la persona adicta: padres, hijos, pareja, amigos, trabajo… 

¿En qué puede ayudar la intervención terapéutica con los familiares?

En primer lugar, en algo que parece obvio pero que está muy lejos de serlo: nos ayuda a entender la adicción. Mediante un proceso de psicoeducación, el terapeuta nos explica qué es realmente la adicción, cómo afecta al cerebro y al comportamiento del adicto. En resumen, que no se trata de una simple “falta de voluntad”. Al comprender que es una enfermedad compleja, los familiares podemos dejar de lado juicios o expectativas poco realistas, y sustituirlas por un aprendizaje que marque la diferencia. Este conocimiento contribuye a que adoptemos conductas más saludables que fortalezcan la recuperación de nuestro ser querido. Y también, a comprender que establecer límites claros y cuidar nuestro propio bienestar emocional nos capacita para brindar un apoyo equilibrado y sostenible. 

Sabemos que convivir con la adicción puede ser un proceso emocionalmente agotador y generar momentos de frustración e incertidumbre. Aprender a manejar estos sentimientos nos ayuda a mantener la calma. Así, podemos tomar decisiones desde un lugar consciente, en lugar de reaccionar impulsivamente como consecuencia del cansancio y el estrés. Estas habilidades también nos permiten gestionar mejor los conflictos y las tensiones que puedan surgir en el día a día, evitando caer en dinámicas negativas o destructivas. Las habilidades de afrontamiento nos permiten ser un apoyo estable y comprensivo para nuestro ser querido. Y, a largo plazo, este crecimiento personal beneficia a la persona en recuperación como a nosotros mismos.  

La terapia nos ayuda a sanar. Nos permite estar en un espacio seguro, donde podemos reflexionar sobre nuestras experiencias, cómo la adicción ha impactado en nuestras vidas y trabajar en nuestras propias necesidades emocionales. Es una vía para dejar atrás patrones disfuncionales, liberar resentimientos y construir una base emocional más sólida.

La recuperación: un abordaje integral

La recuperación es más efectiva cuando se aborda de manera integral. Nuestro familiar dependiente es el centro del proceso pero, la realidad, es que todos nos hemos visto afectados. No sobreestimemos nuestras capacidades, permitamos que un profesional nos ayude a sanar y a aprender a acompañar en el proceso de recuperación de manera efectiva. 

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